viernes, 28 de junio de 2013

Balance escolar | Diario La Nación

Según dice un refrán popular: “Después que el ojo está afuera, de nada sirve invocar a Santa Lucía”. El año escolar está llegando a su fin, luego de un período con varias interrupciones circunstanciales. Por estos días suele verse a unos pocos estudiantes desesperados, tratando de salvar el año escolar, después que no fueron capaces de mantener el ritmo académico impuesto por los demás compañeros de clase. También se observa a otros pocos representantes cumpliendo el rol de embajadores, buscando padrinos y palancas en cualquier lugar, con la idea de evitar que los hijos reprueben las materias y pierdan el año. Algunos de ellos jamás asomaron la cara por la institución para verificar el desempeño estudiantil de los representados. A los docentes les corresponde aplicar las actividades remediales y las llamadas pruebas de revisión (reparación), a veces con la convicción de que es difícil aprobar en una sola jornada todos los aprendizajes que no se lograron asimilar a lo largo del año escolar. Pero hay que hacer hasta el último esfuerzo.
          Si se voltea la mirada hacia atrás, casi puede decirse que ya todo está consumado. No hay prácticamente nada que hacer para enderezar los resultados del año que termina. Pero el análisis reflexivo sobre la situación sirve como insumo para enderezar las cargas, con miras a enfrentar con mayor compromiso el próximo período lectivo. Las autoridades educativas y el equipo directivo de cada plantel, partiendo de las conclusiones obtenidas por vía del análisis de la gestión, están llamados a hacerse de todas las herramientas disponibles para fijar los lineamientos pedagógicos y administrativos al inicio de cada jornada. En el desarrollo del proceso se detectan las fallas y se toman los correctivos del caso. Los éxitos y los fracasos en la tarea pedagógica son responsabilidades compartidas entre todos los actores involucrados y comprometidos en el proceso escolar. El balance del año que termina se nutre con los aportes que cada quién hizo para garantizar la concreción de la misión educativa encomendada por la sociedad.
          Todo lo bueno que se haya podido lograr a lo largo del año escolar es el resultado del trabajo colectivo de autoridades, directivos, docentes, estudiantes, representantes, administrativos y obreros. Incluso, la misma sociedad forma parte de ese compromiso sustancial. Así mismo, los asuntos que no llegaron a concretarse por diferentes circunstancias, son atribuibles a errores o fallas de coordinación y comunicación entre esos mismos actores clave. En la formación integral de las generaciones nadie puede verse como convidado de piedra. La educación es un asunto tan complicado y delicado que sería una completa irresponsabilidad conformarse con mirar los toros desde la barrera. La escuela es una instancia orientada hacia la participación, a través de diversos mecanismos de diálogo y creación. Por tanto, a la hora de entregar cuentas por el deber cumplido, las críticas y los elogios tiene mayor validez cuando se hacen desde las realizaciones concretas, no desde los discursos “preñados de buenas intenciones”. Educador. josegarmo@yahoo.com

José de la Cruz García Mora

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