Capitalismo, arroz y socialismo << José de la Cruz García Mora >>
La problemática que se viene presentando en las últimas semanas con las principales plantas procesadoras de arroz en el país, sirve como telón de fondo para confrontar la visión de los liderazgos políticos en la lucha antagónica entre el capitalismo y el socialismo. La oposición y los grupos económicos poderosos salen a la palestra pública para defender los intereses creados de las grandes agroindustrias alimentarias. El Gobierno y las autoridades, por su parte, velan por el derecho de los consumidores a contar con suficientes reservas en las despensas del pueblo, a precios accesibles para el bolsillo de todos los ciudadanos. Cuando las partes ponen los respectivos argumentos sobre la mesa de discusión, salta a la vista la enorme distancia ideológica existente entre quienes exigen libertades económicas para favorecer la acumulación de capital y quienes promueven la decidida intervención del Estado en la justa distribución de los bienes y servicios, sobre todo aquellos que son básicos y estratégicos para la seguridad alimentaria de la nación.
La premisa fundamental del sistema capitalista se basa simplemente en la acumulación de la riqueza, amparándose en el concepto de la libre empresa, la dominación de los medios de producción y la concentración del capital en pocas manos. El socialismo más bien muestra interés en maximizar la distribución de la riqueza, mediante la participación reguladora del Estado y la inclusión de todos los estratos sociales. He ahí el gran abismo existente entre los actores políticos nacionales. Unos cierran filas en torno al rey dinero y otros en torno al ciudadano. Desde la oposición se defiende el derecho a la libre empresa, la ganancia sin control y la propiedad privada. Desde el Gobierno se apela al derecho del pueblo a contar con alimentos sanos a precios populares, sin menoscabo de las presentaciones más suntuarias. La lógica capitalista apunta a garantizar la plusvalía de los agroindustriales arroceros. Pero la lógica socialista se preocupa por asegurar el abastecimiento cotidiano a los sectores populares, sin excluir a la clase media y alta.
El arroz, como alimento básico en la dieta diaria del venezolano, ha servido para demostrar la verdadera intencionalidad de los actores políticos. Unos en procura de acrecentar las ganancias y otros con deseos de satisfacer las demandas nutritivas de la gente común y corriente. La intervención del Estado garantiza la distribución del producto en los anaqueles populares, demostrando el respeto a los derechos del ciudadano a la alimentación, sobre todo en épocas en que el desabastecimiento no obedece a circunstancias estructurales o coyunturales de la producción, sino a estrategias políticas dirigidas a golpear el estómago de los estratos con menos recursos. La seguridad alimentaria de la nación está muy por encima de los caprichos mercantilistas de los sectores agroindustriales que sacaron de circulación el arroz blanco, para sustituirlos por presentaciones "saborizadas" con el único propósito de evitar las regulaciones oficiales y obtener jugosas ganancias a expensas del sacrificio del pueblo.
josegarmo@yahoo.com
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