¿Reelección o alternancia? << José de la Cruz García Mora >>
La propuesta de enmienda constitucional sigue dando de qué hablar entre los actores políticos y los ciudadanos críticos, de una y otra tendencia, tengan o no acceso a los medios de comunicación. Cualquier lugar es bueno para debatir y fundamentar los argumentos. Algunos consideran que al formalizarse la reelección, por referendo popular, se quiebra el espíritu de la ley fundamental de la nación. Supuestamente se contradice el criterio de alternancia contemplado en el artículo 6, el cual sostiene que el Gobierno "es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables". Puro y físico miedo al liderazgo del presidente Hugo Chávez, sostienen los adherentes al proyecto bolivariano, quienes argumentan que más bien es la ampliación de los derechos de los ciudadanos porque pone en las manos de la soberanía del pueblo la continuidad o no de los gobernantes. Un solo adjetivo: "alternativo", se convierte en el centro de la discordia.
¿Por qué la posibilidad de la reelección tendría que contradecir el principio de alternancia en el gobierno? ¿Significa que el poder tiene que turnarse obligatoriamente entre distintas personas, aunque el pueblo no quiera? La reelección es una opción, la alternancia es otra. Son los ciudadanos los que deciden hasta cuándo prolongan, o cuando cesan a un funcionario en el ejercicio del poder político. El lenguaje de la mayoría, expresado en votos, es el mecanismo más idóneo para traducir la esperanza de los pueblos, llámense Hugo Chávez o Antonio Ledezma, los aspirantes a ser reelectos. En todo esto hay una cosa que debe quedar clara: quien quiera el poder, debe luchar por él y lograr el respaldo popular. Sin pueblo no hay ningún gobierno que logre perpetuarse. La historia universal es muy ilustrativa al respecto. Los sistemas políticos se sostienen mientras el pueblo convertido en masa mantenga el respaldo y la esperanza en los liderazgos.
Las elecciones regionales del pasado 23 de noviembre acaban de demostrar que unos gobernantes pueden ser reelectos y otros sustituidos por nuevos liderazgos, sin que por ello surjan traumas en la dinámica diaria de la vida nacional o regional. Lo importante es que se respeten los principios de la democracia. También es fundamental que aquellos que se llaman líderes sean capaces de ganarse el respaldo de la gente, mediante un trabajo de organización de masas y construcción de opciones transformadoras. La enmienda constitucional para aprobar la reelección en ningún momento neutraliza la alternancia en el poder, entendiendo que es el pueblo el que da o quita el respaldo a los gobernantes. Es mejor tener un líder, a no tener ninguno. La ventaja de tenerlo es que puede continuar llevando el timón de los proyectos políticos en marcha. Aquel que quiera un turno en el ejercicio del gobierno, sólo debe ir a la calle a buscar el respaldo de la gente. Unas veces se logra, otras no. Pero es el pueblo el que decide en todas las instancias. josegarmo@yahoo.com
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