viernes, 23 de agosto de 2013

Lucha Antocorrupción

El presidente Nicolás Maduro, como marca de entrada al ejercicio del poder, ha convocado a los venezolanos a una cruzada nacional contra el flagelo de la corrupción. La misma es uno de los grandes males acumulados en la historia política del país. Recuérdese que en cierta oportunidad, uno de los más prominentes “bueyes cansados” de la democracia puntofijista, llegó a sentenciar muy orondo que en Venezuela no existían razones para no robar. Así mismo, otro excandidato presidencial con aureolas de honesto, amenazó con develar una famosa lista de corruptos de su partido, aunque no tuvo arrestos para saldar esa deuda moral con los venezolanos y terminó llevándose el secreto a la tumba. Tan solo son dos ejemplos de la falta de convicción y compromiso en la lucha contra la corrupción. La complicidad ha sido el sino característico de los políticos castrados de fuerza moral para frenar el cáncer de la corrupción. De hecho, la misma seguirá proliferando como la verdolaga si no se ataca la complicidad.
La lucha anticorrupción no puede caer en los terrenos de la polarización política. No se trata de defender a ultranza a los sospechosos, solo por pertenecer a una u otra parcialidad partidista. Tampoco de acusarlos por las mismas circunstancias. Las solidaridades automáticas hacen más daño que la misma práctica corrupta. Imagínense: “corrupto y apoyado”. El venezolano decente, sea chavista u opositor, no se presta para convalidar los hechos reñidos con la moralidad, por simples razones de militancia, ni se deja sobornar por la parafernalia mediática que se ha puesto en movimiento para lavarle el rostro a los señalados por hechos dolosos. Por eso es más importante pasar del discurso a la acción, creando las condiciones para que caigan los peces flacos y gordos. Al fin y al cabo, eso es lo que esperan todos los venezolanos. La lucha anticorrupción exige fuertes medidas punitivas contra quienes desafían la ley y se atreven a contrabandear con las esperanzas de los venezolanos, buscando el dinero fácil en triquiñuelas.
Ojalá y la convocatoria del presidente Nicolás Maduro encuentre eco en la conciencia venezolana y se traduzca en hechos concretos contra la corrupción. En estos casos valen más los hechos que las palabras. Ojalá y desde las aceras de la oposición se sumen voluntades en la misma dirección, buscando puntos de encuentro para adecentar la administración pública. En uno y otro bando se debe entender que la solidaridad automática al menos causa suspicacia. La gente decente no tiene nada que temer ante la aplicación de la ley. Son los sospechosos de corrupción los que tienen que justificar la procedencia de los recursos mal habidos, sean del gobierno o de la oposición. Si algunos personeros obtuvieron dinero fácil por vía ilegal, lo más lógico es que presenten cuentas ante el pueblo, no que se escondan detrás de argumentos falsos para burlar la justicia. El país reclama contundencia y convicción en la lucha contra el delito y la corrupción. La salud de la nación también. ¿Cómo responden los actores políticos frente a esta cruzada?
José de la Cruz García Mora
josegarmo@yahoo.com

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