PRETEXTOS PARA
LA GUERRA
La
guerra es el pretexto comercial o político de quienes no tienen alma: los
mercaderes del diablo. Dicen que el editor de un medio sensacionalista giró
instrucciones claras a uno de los corresponsales: “Usted ponga el pretexto, que
yo pongo la guerra”. Pero mucho antes de que la frase se pudiera en boga, la
historia de la humanidad muestra los miles de excusas que se han utilizado para
atizar el fuego en diferentes partes del mundo. Los círculos de poder se tornan
sordos ante el rechazo de los ciudadanos. A ellos poco les importa el número de
víctimas inocentes, son insensibles frentes a los límites de dolor y
sufrimiento que se desencadenan dentro de las áreas en conflicto, son
indiferentes por las pérdidas de todo tipo que generan estos eventos
irracionales, no les preocupa las repercusiones mediatas o inmediatas sobre la
paz mundial. Basta con revisar algunos manuales de historia universal, para
saber que el detonante que encendió la guerra en cualquier punto del mundo,
siempre fue un pretexto, a veces infundado.
En
esta época de modernidad globalizada, a pesar que hay una ciudadanía más consciente,
comprometida y crítica, también existen sofisticadas herramientas mediáticas y
políticas para disfrazar los pretextos. Desde todas partes se elevan ecos de
rechazo frente a la posibilidad de la guerra en Siria. Se puede estar de
acuerdo o en desacuerdo con el sistema político imperante en aquel país. Pero
los tambores de guerra perturban a la región y al mundo entero. Celebridades y
anónimos de todas las áreas del quehacer humano, por diferentes medios, se han
manifestado en contra de la guerra, no necesariamente en apoyo al gobierno
sirio, sino como clamor de paz, buscando que impere la racionalidad, la sindéresis,
el diálogo y la verdad sobre el uso de armas químicas. Pero la prisa pareciera
ser el único móvil valedero para quienes son capaces de permanecer impertérritos
frente al dolor humano: los perros de la guerra. Expertos consideran que el
conflicto sirio puede ser el detonante de un evento de mayor magnitud.
En
la actualidad, para cubrir las apariencias, las declaratorias de guerra van
precedidas de un impresionante maremágnum de informaciones contradictorias,
dirigidas a confundir la opinión pública y crear las condiciones para
justificar las invasiones. El camuflaje del pretexto busca consensuar el
consentimiento de las potencias militares, a través de resoluciones
multilaterales o algo así, no sólo para justificar la agresión, sino para que
el resto de la humanidad acepte el sacrificio de un pueblo como algo normal,
como una cruzada por la justicia. No importa si mañana se demuestra que era
falso el pretexto para ejecutar el genocidio. Las razones económicas o
políticas que ahora los mueve no admiten demoras. Por detrás de todo eso,
siempre están los móviles verdaderos, esas razones que no están al alcance de
los simples mortales. El poderío mediático tiene fuerza para acallar la voz de
alerta de todos los pueblos y personas, independientemente de su ideología y
posición, para que prive la razón justiciera del pretexto. josegarmo@yahoo.com
José de la Cruz García Mora
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