viernes, 29 de noviembre de 2013

Expectativas Electorales

Opinión - 29 noviembre, 2013 | 12:00 AM

Perspectivas electorales

Los resultados electorales del próximo 08 de diciembre no tienen ninguna incidencia legal sobre la permanencia y legitimidad de las autoridades nacionales y regionales. Pero el movimiento de la campaña, sobre todo a través de los grandes medios, más que en la gestión de los asuntos locales, más bien se ha enfocado en cultivar expectativas sobre el impacto político de un resultado adverso o favorable para el gobierno. Desde la oposición se apunta a la falsa teoría del plebiscito, como herramienta para descalificar al gobierno del Presidente Maduro y cuestionar la legitimidad del mismo. Desde el gobierno se apuesta por el compromiso con la patria, el legado del Presidente Chávez y la continuidad del proceso bolivariano. Ambas hipótesis tienden a ignorar o a dejar en segundo plano el meollo central de las elecciones municipales: la gestión de los asuntos públicos a nivel local, la resolución de los problemas inmediatos de los ciudadanos, la atención de las prioridades colectivas de los vecinos, el bien común del pueblo.
La distorsión en el enfoque de las perspectivas electorales, puede que repercuta de manera positiva en el aumento de los caudales de participación, teniendo en cuenta que tradicionalmente las elecciones locales han sido de alta abstención. Pero también repercuten negativamente en la calidad de las autoridades a elegir. Bajo esta metodología, finalmente, algunos cargos de alcaldes y concejales pueden ser electos prácticamente de contrabando, sin que tengan mayores méritos o propuestas de acción comunitaria. Más bien estarían ocultándose bajo las sombras de la adscripción o militancia a cualquiera de las tendencias políticas en pugna. En realidad, no se están valorando la esencia y proyección de los liderazgos locales, sino el grado de fidelidad hacia la disciplina partidista, la lealtad a la militancia política y el amor u odio a las corrientes ideológicas en confrontación. Las comunidades y sus problemáticas parecieran confinadas al último plano, al argumento suplementario, al formalismo administrativo.
En tal orden de ideas, las expectativas electorales escapan a los ámbitos geográficos de la localidad y parecieran centrarse en cuestiones políticas que no tienen ningún efecto vinculante con el resultado de las urnas. El ciudadano, en término normales, tendría que votar por el aspirante que sea capaz de garantizar el mayor nivel de satisfacciones a las aspiraciones colectivas. Pero pareciera que va a terminar cerrando filas en torno a quienes se identifican más con los colores y parcialidades políticas de mayor peso. Para la oposición la cuestión se plantea como un momento crucial, en aras de demostrar la supuesta cohesión y unidad de sus fuerzas.  Lo mismo puede acotarse para las candidaturas afectas al gobierno. Sin embargo, en uno y otro sector, abundan las opciones disidentes, los aspirantes alternativos, las postulaciones folclóricas, cuya misión no es más que dispersar los caudales electorales y dañar los verdaderos liderazgos locales. Las expectativas comunitarias se diluyen en el juego de las estrategias nacionales.

José de la Cruz García Mora
josegarmo@yahoo.com

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