jueves, 6 de febrero de 2014

Balance Político

Opinión - 6 febrero, 2014 | 12:00 AM


Balance político


En estos días iniciales de febrero se cumplen quince años de la asunción al poder por parte del presidente Hugo Chávez Frías. La apertura del nuevo milenio arrancó en Venezuela con una experiencia política revolucionaria, cuyo impacto logró estremecer los cimientos de la sociedad nacional y trascender más allá de las fronteras. Son tres lustros de dura y constante confrontación pacífica entre el modelo puntofijista y la democracia revolucionaria. La fuerza arrolladora del chavismo ha logrado penetrar hasta los tuétanos en la mayoría de los venezolanos, a pesar del bombardeo publicitario en contra de esta propuesta. Electoralmente, no hay atenuantes para contradecir con objetividad la contundente expresión de las urnas, cuyos resultados y estadísticas dejan bien parado al Gobierno. Pero desde el punto de vista político, al hacer el balance de la gestión, se agudizan o acrecientan las contradicciones entre los actores políticos. Según la inclinación o adherencia de los analistas, las interpretaciones oscilan entre el éxito o el fracaso.
Desde el Gobierno se alaban muchas iniciativas populares, como la implementación de los programas sociales, el desarrollo del Poder Comunal, la organización y participación protagónica de los ciudadanos en la gestión de los asuntos colectivos, el fortalecimiento de la inclusión y la justicia social. Desde la oposición se desacredita el impacto de estas experiencias y se enfatiza en otros aspectos, como el despilfarro de los recursos, la cubanización del país y el uso de la chequera petrolera para la compra de aliados internacionales. Por esa vía, obviamente, resulta muy difícil establecer un balance político sobre el impacto y la proyección del proceso bolivariano. Los seguidores del Gobierno encontrarán muchas más razones para justificar el apoyo al proyecto socialista de Chávez y Nicolás Maduro. Los adherentes de la oposición, al mismo tiempo, desarrollaran igual cantidad de argumentos para negar los avances del país en materia social, anunciar el apocalipsis y subrayar la coyuntura económica de la nación.
¿Dónde está la verdad? Afortunado sea el que tenga las respuestas. Es preferible hacer otras preguntas: ¿Por qué los seguidores del sector opositor no se terminan de convencer de las bondades de un modelo que se dice exitoso y promete la igualdad social para todos los ciudadanos? ¿Cuáles son las razones para que la mayoría del pueblo siga respaldando la propuesta revolucionaria, a pesar de la sobrecarga mediática que insiste en señalar al socialismo como un modelo en decadencia? ¿Acaso los fracasados no son los que tienen quince años diciendo que esta experiencia es un fracaso? ¿Qué razones culturales median para que tenga éxito electoral y político lo que los opositores insisten en señalar como el camino al despeñadero, mientras fracasa estrepitosamente la alternativa que la oposición indica como el camino hacia el progreso? Dicen por ahí que el camino hacia el infierno está empedrado de buenas intenciones. ¿Por qué en quince años el pueblo no ha hecho caso a quienes se palmotean el pecho para prometer el cielo?

josegarmo@yahoo.com



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